9.7.04

L

Alegatos de un ciervo cansado,
que te hizo frente una vez,
rompí las cadenas de un esclavo,
que ayer me delató.

No puedo, no puedo, clavado en la pared,
con ecos y alaridos,
nuevos corazones,
mas serán una desilusión,
todo se aprendió,
no nos hace falta otra tempestad.

Un ángel demencial
ordena aniquilar,
piruetas para atrás
bardo, dispersión,
tu trance singular trajo devastación,
no nos dejaste nada ni para sobornarte.

Suena en una orquesta de ocasión,
partituras desabridas,
marchas de triunfo, que no son,
más que manchas sin color.

No me agaché para besar tus pies,
necesito tu perdón,
nada explica más a la verdad
que la duración.

Te dí casi todo,
¿no quieres algo más?
¿no quieres algo más?

¿Por qué me negas el sol?
Justo a mí, que te lo cuido tanto...